sábado, 30 de marzo de 2013

Leda y el cisne

Si el paseante alcorconero tiene la paciencia y el tiempo necesario para llegar hasta el barrio de Campodón, podrá ver tesoros como estos. El verde poderoso de este año le acompañará hasta, sin darse cuenta, llevarle a otro municipio, Villaviciosa de Odón. Allí, esta mitológica fuente.
La mujer con la pierna levantada es Leda. Sí, está siendo amorosamente visitada por nada menos que Zeus, que ha tomado forma de cisne, según el mito, para cumplir su deseo. La escultura es de Juan de Ávalos, de 1999. Al fondo, a la izquierda, puede adivinarse el castillo de Villaviciosa.

El entorno nos permite viajar a través de siglos de historia. Este castillo se remonta a la época de los Reyes Católicos. Atacado por los comuneros en 1521, fue reconstruido en 1583 por Juan de Herrera, el arquitecto del monasterio de El Escorial. Fue residencia de  Fernando VI y prisión de Manuel Godoy después del motín de Aranjuez. Desde 1972 el Ejército del Aire lo convirtió en su Archivo Histórico. Pero, a su lado, brilla con una fuerza misteriosa esa mujer en el momento del placer con el más ágil de los amantes.
El paseante se pregunta si una fuente como esta, que retrata un acto sexual, sería bien vista en el nuevo Alcorcón, donde el concejal de Cultura es presidente de la Ilustre Hermandad y Cofradía de Jesús Nazareno y María Santísima, donde villancicos, cantantes retirados, cantajuegos y musicales religiosos han tomado en mayoría absoluta los espacios escénicos municipales.

viernes, 1 de marzo de 2013

Febrero nevado

Jueves 28 de febrero. Parece que la frontera con el primaveral marzo quiere dibujarse ante nuestros ojos. Marzo se abre con un día suave y soleado. Pero febrero se despidió con unas horas de nieve.
En el Parque de la Ribota los copos vuelven a caer hacia las diez de la mañana. Lo poco que había cuajado se disuelve rápidamente. Es nieve casi horizontal, impelida por el viento. Directa a la boca, recuerda a la cellisca del norte, la que los lectores de Jack London conocen.
Grajos, gorriones y los ánades de las turbias aguas del parque contemplan el espectáculo sin el más mínimo asomo de preocupación por guarecerse.