Pero el cartel muestra más que eso. Vemos una enorme e inclinada jarra con cerveza (más que para la sed, propia de algo más cercano a los pecados capitales).
Y, casualmente, al paseante le regalan en el metro un folleto (flyer lo llaman) con la imagen completa. A la enorme cerveza se suma una selección del cuerpo de la mujer tratada para destacar una de sus partes.
Lo curioso es que Alcorcón reúne en pocos días una "Feria de la familia" (la familia de orden, con participación de organizaciones como Hazte Oír) y esta feria de la cerveza en cuyos carteles la mujer parece reducida al papel de objeto y reclamo sexual. Ambas en espacios públicos cedidos por un ayuntamiento que presume de fomentar los valores de la familia. En la confluencia de Av. Oeste con Av. Retamas se observa esta coexistencia de carteles.
Si a alguien le chirría esta coincidencia, quizá no se extrañe tanto si revisa esta oferta de empleo que cataloga a las azafatas que se buscaban para la Feria de la Familia: "para estar de imagen", "imprescindible" talla 36-38 y que "tengan un tipazo".
Mientras el paseante observa estos carteles, una señora mayor zanja una conversación con un "Pero bueno, España está en la final ¿no?". Y todo lo demás... qué importa.