domingo, 11 de marzo de 2012

Diversión basura

Domingo por la mañana. Soleado día de marzo. A la vista de qué costra de basura le han dejado, parece que el Parque Polvoranca se levanta con resaca. Dos ánades miran la escena. Y los niños, familias, ciclistas y abnegados corredores que han ido a disfrutar del aire libre.
El suelo hoy está alfombrado por los restos de esos "ciudadanos" que han mamado esa cultura de bar tan española. Cultura en la que la gente grita y arroja lo que consume al suelo. Y olé.
Algunos bienintencionados han pensado en traer su propia bolsa de basura. Pero parece que el alcohol y demás les han hecho olvidar que no eran para plantarlas allí. El derecho a divertirse, claro, es sagrado en esta sociedad. Está por encima del respeto a la naturaleza, del respeto a los demás.

–Para eso están los barrenderos.

Y el paseante se pregunta:
–¿Y tus padres, para qué estaban?


domingo, 4 de marzo de 2012

Flores y maquinitas

Domingo nublado. En una esquina del Parque Polvoranca, un almendro se adelanta al resto del parque. Ya florecido, es un fogonazo de luz para el visitante. Un niño de cuatro años pregunta con entusiasmo al paseante, que acaba de recoger una flor del suelo:

–¿Qué es eso?
El paseante le enseña el pequeño tesoro de pétalos blancos y le indica que es una flor de ese árbol. Y le anima a que coja otra del suelo, convertido en alfombra con pinceladas blancas. (Aquí, poema andalusí e historia mitológica sobre este árbol).

Otro niño de más edad camina embebido mirando a su maquinita. "¡Qué haces mirando a eso, mira a los árboles!" le dice el paseante, que se mete donde no le llaman. El paseante imagina unos padres que llevan al chico a un espacio natural, pero bien pertrechado de máquinas para que esté "entretenido" y no "dé la lata". Padres que no enseñan a sus hijos a mirar la generosidad de la naturaleza. A respetarla, a quererla, a disfrutarla. ¿Hay máquina que iguale la belleza de una sola flor de este almendro abierta en un día gris del invierno?